Las quejas chilenas y los imperdonables olvidos
La sociedad argentina, después de algunas idas y vueltas, eligió la memoria. Por eso el nuestro fue el único país de América que juzgo a las juntas militares y condeno a los dictadores que lo devastaron. Por eso, en estos días el horrible Julio “Turco” Simón, esta siendo juzgado 30 años después de sus atrocidades.
No es lo común: no ocurrió en Brasil, ni en Uruguay, ni tampoco en España. En este ultimo país, tan gobernado por el socialismo, todavía pueden verse placas de homenaje a Franco y sus secuaces en infinidad de ciudades, pueblos e iglesias. Mas aun: esta por votarse una ley sobre las centenares de miles de victimas del franquismo en la que se prohíbe expresamente ya no el enjuiciamiento sino la publicación de los nombres de los torturadores y verdugos. Todo a favor de la supuesta concordia que mas supuestamente aun acarrearía, como una sombra, el olvido.
Pero la sociedad argentina, no. Prefiere la memoria al olvido. La verdad pura. Y quizás esa elección constituya una de sus mas valerosas virtudes.
Últimamente Chile ha manifestado su indignación contra nuestro país porque le ha aumentado el precio del gas. El gobierno ha tomado la medida por algo bastante fácil de entender: el gas que, a su vez, la Argentina importa desde Bolivia incremento y mucho su precio. Pero aun siendo publico todo esto, la cólera chilena se hace sentir, como si la Argentina estuviera obligada a subsidiarlo.
Pero la sociedad argentina tampoco olvida el comportamiento de Chile durante la tragedia de Malvinas. En esa guerra desigual, mientras la abrumadora mayoría de las naciones de Latinoamérica apoyaban al país y pocas se declaraban neutrales, Chile –( que gobernara una dictadura no alcanza como excusa )– traiciono a su vecino, colaborando con premeditado sigilo con la potencia extracontinental. Y no fue lo de Estados Unidos, que le advirtió a la Argentina que si había conflicto bélico iba a poyar a Gran Bretaña. El que avisa …
Distinto es el caso chileno que, declarándose neutral, le cedió bases y su espacio aéreo al invasor, a cambio de aviones y misiles, todo lo cual esta documentado por el historiador oficial ingles Lawrence Freedman y corroborado por jefes militares chilenos de entonces.
No se ha oído desde entonces disculpa chilena alguna. Por lo cual seria bueno que el enojo actual bajara sus decibeles, aunque fuera como desmemoriado reconocimiento a una sociedad que si tiene memoria.
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