sábado, mayo 28, 2011

LA ORGANIZACION DEL ESTADO ARGENTINO

LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO

Introducción.-

En la segunda mitad del siglo XIX, Europa se encamino decididamente hacia la modernidad, el desarrollo de la industria fue decisivo para el crecimiento económico y los avances científicos aplicados a la producción, se convirtieron en grandes innovaciones técnicas que impulsaron el comercio y las comunicaciones con una dimensión internacional nunca conocida hasta entonces. Nacía el capitalismo entendido como una producción masiva de mercancías destinadas a la venta, un sistema que era expansivo y con tendencia a la internacionalización en búsqueda de nuevos mercados y fuentes de materias primas hacia donde exportaba el propio modelo económico.

En ese contexto mundial, y terminada la influencia de Juan Manuel de rosas, pensadores argentinos se avocaron a la no fácil empresa de organización del estado Argentino. Conocedores de la situación económico-política de Europa y estados Unidos y con la seguridad del advenimiento del capitalismo en Sudamérica , Juan Bautista Alberdi y Domingo Faustino Sarmiento, entre otros, aportaron con sus proyectos a la organización del estado argentino.

La empresa no fue tarea fácil para estos pensadores, de extracción social y formación académica distinta, quienes concibieron proyectos con divergencias mas o menos profundas en torno a los problemas que se les presentaban: En lo político, la forma que adoptaría la republica, la interpretación de la soberanía del pueblo, la instauración de la autoridad sin el deterioro de la igualdad y el ejercicio pleno de las libertades. En lo social: la educación , el poblamiento y en economía; la inserción de la Argentina en el mercado mundial

Desarrollo.-

Alberdi y Sarmiento[1] pertenecen a la genereración del 37, cuya denominación identifica a un movimiento intelectual de jóvenes universitarios que, en 1837, fundó en Buenos Aires el Salón Literario para debatir temas culturales y teorías sociales, políticas y filosóficas de autores europeos de diferentes tendencias ideológicas. En la clandestinidad y orientada por Esteban Echeverría, Juan Bautista Alberdi y Juan María Gutiérrez, se organizó, en 1838, la Asociación de la Joven Generación Argentina , cuya pretensión era recuperar la tradición liberal de la Revolución de Mayo, alentar el progreso material y superar la polarización entre federales y unitarios, para lo cual debían influir sobre la clase dirigente y asesorarla ideológicamente. Consideraban a la democracia representativa como un objetivo a largo plazo y cuestionaban el sufragio universal adoptado por Buenos Aires, en 1821, por las consecuencias políticas que tuvo su aplicación y porque creían que era inadecuado para la realidad social de la Argentina de entonces, cuyas características se preocuparon por comprender y explicar.

La organización, proyectos, que hacer?

Las condiciones conflictivas en las que se encontraba la incipiente republica, exigía , analizar y resolver varios problemas, uno de los mas importantes se planteaba en lo político, Crear las condiciones de legitimidad que garantizaran el orden republicano, venciendo la contradicción entre igualdad y libertad, la población del territorio, la educación y los transportes como medio del progreso, se constituían como problemas no menores a resolver.

La organización del estado, caído Rosas, abre la posibilidad a un abanico de proyectos alternativos, entre los que se contaban:

El proyecto de Félix Frías como alternativa reaccionaria, que no es tomada en cuenta por su carácter esencialmente religioso.

La alternativa revolucionaria, que tiene menos aceptación aun que la anterior, por su origen en las revoluciones sociales francesas y el litigio de facciones y lucha de clases.

El proyecto de una sociedad ordenada conforme a razón de Mariano Fragueiro, quien reconoce el orden que Rosas logro en las provincias rioplatenses, lo mismo que años antes había expresado Alberdi. Este autor, luego de la caída de Rosas, compuso su libro “Cuestiones Argentinas”, en el que propone ideas que reiteran las de su obra “Organización del Crédito”, esta obra esta marcada por un elevado eclecticismo y algunos intelectuales sostienen que tiene gran similitud con las Bases de Alberdi.

Los proyectos de Juan Bautista Alberdi y Domingo Faustino Sarmiento.

Sarmiento Abogo por la construcción de una sociedad donde imperasen con la misma fuerza la igualdad y la libertad, promoviendo un “trasplante institucional”.[2]

En que consistía ese trasplante? Sarmiento tenía el convencimiento de lo imprescindible que era instaurar en este vasto territorio desértico, una nueva sociedad y un régimen político diferente que partía del diagnostico del fracaso de las experiencias democráticas y la aparición del caudillismo que tenía raíces históricas antiguas.

Por tal motivo proponía la inmigración portadora de valores y prácticas renovadoras que encontrara en este país el beneficio de redistribución social. Esa seria la primera etapa del trasplante.

Las ideas de renovación y de redistribución, son un paradigma a seguir que Sarmiento obtiene de la visión norteamericana, que implicaba una comunidad de iguales, haciendo uso de sus libertades e integrada políticamente. Para ello apeló consecuentemente a extender a los extranjeros el ejercicio pleno de las libertades civiles y políticas. Desde su óptica, nativos e inmigrantes conformaban una nueva ciudadanía fomentada por la práctica de sus derechos y el reconocimiento de sus obligaciones. Estimulada por una educación cívica que alejada del mundo bárbaro del Facundo, encontraba su espacio político en un municipalismo reformulado y considerado como la célula básica del Estado. Este ejercicio cotidiano de la ciudadanía nutría su concepción de una soberanía que se proyectaba en el marco de la república moderna: “...La igualdad de derechos en la cosa pública es la condición esencial de esta asociación; y el ejercicio absoluto del derecho de gobernarse a sí misma, que es asegurar sus vidas, propiedades y propender a su mayor felicidad se llama soberanía...”[3]

Para que esta soberanía se hiciera posible, sugirió la modificación del sistema de representación. La representación debía dejar de ser asumida por los estados y ser una práctica del pueblo, era éste el que elegía a sus legisladores y a los miembros del Ejecutivo en un sistema republicano y democrático. Sarmiento aceptaba la soberanía de la mayoría y proponía una rearticulación diferente del Estado nacional y las provincias. El Sanjuanino tenia el convencimiento de que el modelo estadounidense, aplicado a la realidad Argentina no podía fracasar, en función de su probado éxito en el país del Norte.

La visión de Alberdi era diferente, la barbarie que había azotado al Río de la Plata era, en su opinión, resultado de la revolución misma y contenía un fuerte resabio de las condiciones políticas del Antiguo Régimen: En sus Bases y punto de partida para la organización política de la republica Argentina, proponía la alternativa del autoritarismo progresista concebía la necesidad de una institucionalización que combine rigor político con desarrollo económico. Sostenía que la creación de una sociedad más compleja debía ser el punto de llegada de un proceso de creación de una nueva economía, cuya dirección debía estar a cargo de una elite política y económica que, había alcanzado prosperidad y disciplina durante el gobierno de Rosas, Sin embargo, esta clase propietaria debería aceptar la guía de una elite letrada, sin promover elementos redistributivos de ninguna clase. Para llevar adelante esa tarea, Alberdi define: LA REPUBLICA POSIBLE que proponía para Sudamérica monarquías que pudiesen pasar por republicas, garantizando la autoridad central. Para este fin, sugería la limitación concreta de los derechos políticos y una gran flexibilidad de los derechos civiles, atrayendo de este modo a capitalistas e inmigrantes. También valora la instrucción, pero se niega a un exceso de educación formal porque esto podía atentar contra la necesaria disciplina de los pobres.

Las Bases de Alberdi son proyecto de un país nuevo que, si pasaba las etapas diseñadas, podría de “República Posible” pasar a ser una “República Verdadera”, una república ya con derechos políticos y civiles plenos.

Frente a esta propuesta, la de Sarmiento, coloca como requisito para el progreso económico el cambio sociocultural. Alberdi proponía el modelo europeo, en cambio, Sarmiento proponía a los Estados Unidos como un modelo alternativo y exitoso, que había conseguido resolver el problema característico del siglo XIX; la conciliación de la libertad con la igualdad, demostrando que la pobreza podría ser soslayada en el camino al desarrollo económico, Sarmiento presentaba una sociedad fundada sobre la integración del mercado nacional, en la cual la comunicación escrita adquiría un papel decisivo, lo cual le permitía asignar a la alfabetización un papel fundamental.

La adopción del ejemplo norteamericano condujo a Sarmiento a tomar distancias respecto de Alberdi. Desestimando hacer mayores precisiones sobre los requisitos políticos que no se había preocupado de evaluar en su propia observación sobre la sociedad americana, Era en este escenario en el que Sarmiento estaba pensando al elaborar su propia carta de presentación como político con sus Recuerdos de provincia. Frente a Alberdi, quien había proclamado que la Argentina sería transformada por la fuerza ciega del capitalismo, por lo cual la clase letrada debía limitarse a una obediente subordinación a los sectores propietarios encumbrados en los años del rosismo, para luego disponerse a morir, Sarmiento reservaba un papel dirigente a lo largo de todo el proceso de cambio socioeconómico a una clase letrada que debería desempeñar una conducción política atenta a la evolución de las alianzas e intereses en el terreno nacional e internacional. Por ese motivo, no intentaba definir, como en el caso de Alberdi, un programa explícito y asumía en cambio a la nueva política como una aventura individual, en la que ningún medio debía ser descartado de antemano para alcanzar el único resultado aceptable: el encumbramiento personal.

Para Alberdi: la tesis del trasplante de Sarmiento no era viable. Los nuevos cambios sociales y políticos, no podían ignorar el arraigo de la tradición colonial y la presencia y la capacidad de maniobra de los actores preexistentes, ante los cuales incluso perdía autonomía el grupo intelectual. Por otra parte, descreía de la primacía de la igualdad como garante necesario en el camino hacia la democracia y la época de Rosas operaba como la natural verificación de tal recelo. En esta dirección también se distanció del sanjuanino, porque concebía a las mayorías como estigmatizadas por una anomalía esencial: ellas eran soberanas pero incapaces de entender y manejar su soberanía. La soberanía del número debía ser reemplazada por la de la razón. Una razón que, sin ignorar la igualdad del género humano, se asentaba en una visión diferencial de las capacidades, méritos o talento de los individuos y que él reconocía como atributo exclusivo de una minoría. En consecuencia, aunque en sus Bases el sufragio universal aparecía fundando la legitimidad política, no concebía ya en 1869 a éste como la solución coyuntural viable por cuanto:

“No puede rigurosamente haber sufragio universal donde la universalidad de los sufragantes carece de toda educación, de toda inteligencia en las prácticas del sufragio verdadero... Una multitud incapaz no tiene, no puede tener, voto propio... Libres al modo de los menores o de los incapaces del orden civil, esas multitudes tituladas soberanas eligen, como eligen las mujeres y los menores de edad: lo que se les hace elegir”.[4]

Para evitar tal distorsión sugirió un usufructo desigual de las condiciones de la libertad. Si bien el conjunto de individuos debía gozar plenamente y sin retaceos de sus libertades civiles, las libertades políticas debían restringirse al estrecho circulo de los portadores de razón. No obstante, era posible gradualmente ir ampliando el círculo de capacidades a través de la educación y el trabajo. La conclusión lógica de tal razonamiento era que el verdadero gobierno del pueblo sólo podía alcanzarse luego de una etapa previa de acción tutelar.

La única vía era afirmar el orden, afianzar la autoridad, o sea, el poder que era sinónimo de libertad. La prioridad se trasladó entonces a la forma que adoptaba el gobierno. La propuesta alberdiana no era solo lograr un poder Ejecutivo fuerte, había también que cambiar las relaciones entre las oligarquías provinciales, a las que debería, ese poder Ejecutivo, subordinar absolutamente.

Un punto de partida.- la inmigración

La población tan escasa en el inmenso territorio argentino era un gran escollo que se debía vencer “¿Cómo – se pregunta Alberdi-, en qué forma vendrá en lo futuro el espíritu vivificante de la civilización europea a nuestro suelo? Como vino en todas las épocas: la Europa nos traerá su espíritu nuevo, sus hábitos de industria, sus prácticas de civilización, en las inmigraciones que nos envíe... ¿Queremos plantar y aclimatar en América la libertad inglesa, la cultura francesa, la laboriosidad del hombre de Europa y los Estados Unidos? Traigamos pedazos vivos de ellas en las costumbres de sus habitantes y radiquémoslas aquí”[5]

“América no está bien; está desierta, solitaria, pobre. Pide población, prosperidad. ¿De dónde le vendrá esto en lo futuro? Del mismo origen de que vino antes de ahora: de Europa.” [6]

La población como agente cultural de cambio, era de gran interés para Juan B Alberdi aunque se refería con desdén particular a la procedencia hispánica de los habitantes de Sudamérica, elogiaba el origen europeo de la elite a la que pertenecía

Sarmiento a su vez escribía:

El elemento principal de orden y moralización que la República Argentina cuenta hoy, es la inmigración europea. El día, pues, que un gobierno nuevo dirija a objetos de utilidad nacional, los millones que hoy se gastan en hacer guerras , la inmigración industriosa de la Europa se dirigirá en masa al Río de la Plata; el Nuevo Gobierno se encargará de distribuirla por las provincias y terrenos feraces les serán adjudicados, y en diez años quedarán todas las márgenes de los ríos, cubiertas de ciudades, y la República doblará su población con vecinos activos, morales e industriosos. Estas no son quimeras, pues basta quererlo y que haya un gobierno menos brutal que el presente para conseguirlo.[7]

La Constitución de 1853, inspirada en la máxima de Alberdi «Gobernar es poblar», presenta a la Argentina como una nación abierta «a todos los hombres del mundo que quieran habitarla». Allí se reflejaba el espíritu de los proyectos que se venían elaborando a medida que se transformaba el país.

En Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina, Alberdi le otorgaba a la inmigración un protagonismo civilizador.

Asimismo, el proyecto concebido por Sarmiento resalta la idea de que la inmigración es sinónimo de colonización. La pujanza de estos idearios, sustentó la política de colonización que prevaleció en las décadas de 1860 y 1870, especialmente en las provincias del Litoral. En 1876, por iniciativa del Presidente Avellaneda, la ley de Inmigración y Colonización N°817, recoge el conjunto de los conceptos de Alberdi y Sarmiento convirtiéndose en la primera reglamentación nacional referida a la cuestión de la inmigración.

La educación

Alberdi sostenía que la mejor educación a la que se podía aspirar y que estaba sujeta a la realidad del momento era la educación por las cosas, la educación por imitación que el sudamericano debía obtener del europeo educado en la industria

“No pretendo que deba negarse al pueblo la instrucción primaria, sino que es un medio impotente de mejoramiento comparado con otros, que se han desatendido”.[8]

La instrucción, para ser fecunda, debía según Alberdi ser practica de conocimientos de utilidad inmediata qu cubra las necesidades de la industria. Asimismo excluía al clero de la enseñanza universitaria indicando que su misión era la de educar en la religión y no instruir en las cosas practicas e industriales.

“El idioma inglés, como idioma de la libertad, de la industria y del orden, debe ser aun más obligatorio que el latín . Nuestra juventud debe ser educada en la vida industrial . El tipo de nuestro hombre sudamericano debe ser el hombre formado para vencer al grande y agobiante enemigo de nuestro progreso: el desierto, el atraso material, la naturaleza bruta y primitiva de nuestro continente”.[9]

[...]“Al nuevo régimen le toca invertir el sistema colonial, y sacar al interior de su antigua clausura, mediante un sistema de vías de transporte grande y liberal, que los ponga al alcance de la acción civilizadora de Europa”[10].

Los grandes medios de introducir Europa en los países interiores [.1 para obrar un cambio portentoso en pocos años, son el ferrocarril, la libre navegación interior y la libertad comercial.”[11]

CARTAS QUILLOTANAS

Sarmiento fue jurista. Escribió los opúsculos “Comentarios de la Constitución” y “Examen crítico” del Proyecto de Alberdi, publicados en septiembre y diciembre de 1853, "obras singulares en que se mezclan extrañamente el humor obcecado y la lucidez intelectual de Sarmiento que se proponía probar que era capaz de escribir una obra de doctrina jurídica, sin que para ello le hubiera sido necesario pasar por universidades y poseer títulos. .

Las Cartas quillotanas de Alberdi y la respuesta a éstas, Las ciento y una de Sarmiento, con el agregado de la réplica alberdiana de Complicidad de la prensa en las guerras civiles de la Argentina, constituyen una de las polémicas centrales de la historia Argentina. Y los dos intelectuales proyectan sobre Urquiza la forma correcta en que, ahora, las cosas deben hacerse. Tanto empeño en combatir al malo, infame Rosas, que llegado el momento no es admisible el error, la vacilación. Los dos están nuevamente en Chile pero por razones distintas. Sarmiento se había incorporado al Ejército Grande que combatió a Rosas al mando de Urquiza, pero no como el conductor que hubiese querido sino como el “boletinero”, lugar subalterno al que lo asigna Urquiza para “aprovechar” sus dotes de periodista. Tras la derrota del hombre fuerte de Buenos Aires, Sarmiento continúa sin encontrar el lugar que, estima, tantos años de escritura política y combate le habilitan. Vuelve a Chile, escenario de su exilio, y reanuda el rol de opositor, esta vez a Urquiza. El caso de Alberdi es inverso: discreto, sin moverse de Chile, escribe las Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina, cuyo prefacio fecha en Valparaíso el 1 de mayo de 1852, y hace circular su obra de tal modo que llegue a manos de Urquiza. Las Bases fueron la fuente privilegiada de los constituyentes que meses después redactaron la constitución. La coyuntura movilizó, en pocos meses, a estas dos mentes brillantes en un frenesí intelectual. Los ataques públicos y privados derivan en la primera “carta quillotana” de Alberdi dirigida a Sarmiento.

CONCLUSION

Para Alberdi como para Sarmiento, la paz , la población, la industrialización los medios de comunicación , la educación y una constitución que reglamente la conducta social y política eran fundamentales para el desarrollo del país.

Las ideas de Alberdi , de Sarmiento y de otros intelectuales contemporáneos sobre las perspectivas de desarrollo futuro de la Argentina, vinculadas a las condiciones favorables que abría el avance del capitalismo industrial en Europa, influyeron sobre las elites dirigentes argentinas. Expresaban, a la vez, las aspiraciones de esos sectores para superar las limitaciones de su expansión. La mayoría de esas ideas o proyectos fueron llevados a la práctica en las décadas que siguieron a la caída de Rosas. Fueron motivo, también, de intensas polémicas entre sus mentores.



[1] Aunque Sarmiento pertenece a la generación de 1837, no pertenecía al grupo que integraba Alberdi

[2] Halperin Donghi, Tulio, Proyecto y construcción de una nación (Argentina 1846-1880), Ayacucho, Caracas, 1980, pag. XI y ss; Botana, Natalio. La tradición republicana, Sudamericana, Buenos Aires, 1984,pág. 263 y ss

[3] Domingo Faustino Sarmiento, Viajes, Ed. Librería Hachette, Bs. As. 1958

[4] Juan Bautista Alberdi, Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina, Edit. Plus Ultra, IV Edición, pag.......................

[5] Juan Bautista Alberdi, Bases y punto de partida para la organización política de la Republica Argentina,3ra edición.,Buenos Aires, Estrada, 1949,Cap X, p.46.Citado en: Natalio R. Botana, El Orden Conservador, Buenos Aires, Hyspamerica Ediciones, 1985, Cap. II. P.45.

[6] Juan Bautista Alberdi ,Bases y punto de partida para la organización política de la Republica Argentina, 4ta. Edición, Buenos Aires, Plus Ultra 1981, p.83

[7] El escrito es parte de “viajes editado en 1847, cuando Rosas aun gobernaba.

[8] Juan Bautista Alberdi, Bases....Cap. XIII, p.76.

[9] Juan Bautista Alberdi, Bases....Cap. XIII, p.77

[10] Juan Bautista Alberdi, Bases....Cap......... p........

[11] Juan Bautista Alberdi, Las Bases.......

1 comentario:

Sol en Cancer dijo...

felicitaciones es genial y muy interesante