HIMNO NACIONAL ARGENTINO (original de 1812)
Sean eternos los laureles que supimos conseguir:coronados de gloria vivamos,o juremos con gloria morir.
¡Oíd, mortales!, el grito sagrado libertad, libertad, libertad!Oíd el ruido de rotas cadenas ved el trono a la noble igualdad.
Se levanta a la faz de la Tierrauna nueva y gloriosa Nacióncoronada su sien de laureles y a sus plantas rendido un león.Portada de una partitura de finales del siglo XIX |
Sean eternos los laureles que supimos conseguir:coronados de gloria vivamos,o juremos con gloria morir.
¡Oíd, mortales!, el grito sagrado libertad, libertad, libertad!Oíd el ruido de rotas cadenas ved el trono a la noble igualdad.
Sean eternos los laureles que supimos conseguir:coronados de gloria vivamos,o juremos con gloria morir.
De los nuevos campeones los rostros Marte mismo parece animar la grandeza se anida en sus pechos a su marcha todo hacen temblar.
Se conmueven del Inca las tumbas y en sus huesos revive el ardor lo que ve renovando a sus hijos de la Patria el antiguo esplendor.
Sean eternos los laurelesque supimos conseguir:coronados de gloria vivamos,o juremos con gloria morir.
Pero sierras y muros se sienten retumbar con horrible fragor todo el país se conturba por gritosde venganza, de guerra y furor. En los fieros tiranos la envidia escupió su pestífera hiel.
Su estandarte sangriento levantan provocando a la lid más cruel.
Sean eternos los laurelesque supimos conseguir:coronados de gloria vivamos,o juremos con gloria morir.
¿No los veis sobre Méjico y Quito arrojarse con saña tenaz, y cuál lloran bañados en sangrePotosí, Cochabamba y La Paz?¿No los veis sobre el triste Caracas luto y llantos y muerte esparcir?¿No los veis devorando cual fieras todo pueblo que logran rendir?
Sean eternos los laureles que supimos conseguir:coronados de gloria vivamos,o juremos con gloria morir.
A vosotros se atreve, argentinos el orgullo del vil invasor. Vuestros campos ya pisa contando tantas glorias hollar vencedor.
Mas los bravos que unidos juraronsu feliz libertad sostener,a estos tigres sedientos de sangre fuertes pechos sabrán oponer.
Sean eternos los laurelesque supimos conseguir:coronados de gloria vivamos,o juremos con gloria morir.
El valiente argentino a las armas corre ardiendo con brío y valor,el clarín de la guerra, cual trueno,en los campos del Sud resonó.
Buenos Aires se pone a la frente de los pueblos de la ínclita Unión,y con brazos robustos desgarran al ibérico altivo león.
Sean eternos los laureles que supimos conseguir:coronados de gloria vivamos,o juremos con gloria morir.
San José, San Lorenzo, Suipacha. Ambas Piedras, Salta y Tucumán,la colonia y las mismas murallas del tirano en la Banda Oriental,son letreros eternos que dicen:aquí el brazo argentino triunfó,aquí el fiero opresor de la Patria su cerviz orgullosa dobló.
Sean eternos los laurelesque supimos conseguir:coronados de gloria vivamos,o juremos con gloria morir.
La victoria al guerrero argentino con sus alas brillantes cubrió,y azorado a su vista el tirano con infamia a la fuga se dio;sus banderas, sus armas se rinden por trofeos a la Libertad,y sobre alas de gloria alza el Pueblo trono digno a su gran Majestad.
Sean eternos los laureles que supimos conseguir:coronados de gloria vivamos,o juremos con gloria morir.
Desde un polo hasta el otro resuena de la fama el sonoro clarín,y de América el nombre enseñando les repite: ¡Mortales, oíd!Ya su trono dignísimo abrieronlas Provincias Unidas del Sud!Y los libres del mundo responden:¡Al gran Pueblo Argentino, salud!
Sean eternos los laureles que supimos conseguir:coronados de gloria vivamos,o juremos con gloria morir.
Letra: Vicente López y PlanesMúsica: Blas Parera
ACOTACIONES:
Vicente López y Planes (1785-1856), poeta de la literatura de Mayo. Se graduó en Derecho en la Universidad de Chuquisaca.( Hoy Bolivia)
Blas Parera, español, maestro de piano y violín. En 1860, Juan Esnaola realizó algunos cambios a la música del Himno basándose en manuscritos de su autor. Los arreglos fueron aceptados como versión definitiva en 1944.
El himno fue ejecutado por primera vez en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson.
El 30 de marzo de 1900, el Poder Ejecutivo decreta que se canten sólo la primera y última cuarteta más el coro.
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