martes, junio 13, 2006

LA BANDERA ARGENTINA


La creación de la Bandera Argentina fue un acto de desobediencia. Involuntaria, es cierto, pero ese gesto audaz y resolutivo de Manuel Belgrano supo impulsar el proyecto de la Independencia Argentina.
Belgrano y la creación de la Bandera

Los realistas con su flota continuaban asolando las costas de nuestro litoral, por lo que el gobierno encargó a Belgrano que fortificara las costas del Paraná. Éste llego a Rosario y comenzó la construcción de dos baterías, a las que denominó Libertad e Independencia. Esos nombres definían los objetivos de Belgrano y de todos los revolucionarios de Mayo.
El 13 de Febrero, Belgrano propuso al Triunvirato la adopción de una escarapela para que sus soldados se diferenciaran del enemigo, y el gobierno la aceptó como escarapela nacional. Esta denominación le pareció una prueba inequívoca de que marchábamos hacia la independencia, por lo que decidió (sin consultar con el Triunvirato, sólo informándole lo que hacía) crear una bandera nacional: “siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, la mandé hacer celeste y blanca conforme a los colores de la escarapela nacional, espero que sea de la aprobación de V.E.”

Al gobierno no le resultó de su agrado la creación de la bandera, porque continuaba el compromiso con Inglaterra de seguir fernandeando (gobernando en nombre de Fernando VII). Le ordenó entonces a Belgrano que “hiciese pasar por un rapto de entusiasmo el suceso de la bandera blanca y celeste enarbolada, ocultándola cuidadosamente”, y le ordenaba seguir usando la española, roja y amarilla.
Pero Belgrano supuestamente no se enteró a tiempo de esa orden, porque había partido hacia el norte, al ser nombrado jefe del ejército del Alto Perú (decimos “supuestamente” porque no sabemos si llegó o no la información, y si la quiso o no obedecer). Este ejército estaba desmoralizado por la derrota sufrida en Huaqui y por el frío recibimiento que tenía por parte del pueblo, que recelaba de los porteños debido al desprecio que habían hecho algunos jefes (como Castelli y Monteagudo) de la religión católica y de sus costumbres. Belgrano trató de ganarse fervientemente a la población, proclamando a la Virgen como “generala” del ejército y contagiando al pueblo el deseo de libertad.
Para ello decidió festejar en Jujuy el segundo aniversario de la Revolución de Mayo, con una misa, la bendición de la bandera y su jura por los soldados del Ejército del Norte.

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